Ahora sería un buen momento
para reflexionar sobre la situación, nuestros
sentimientos y las diferentes perspectivas que tenemos, la nuestra y la de
nuestro confidente. Este proceso es duro
pero nos ayudará a conocer nuestros sentimientos, necesidades, nos
ayudará a conocernos más y será de gran ayuda.
Una
vez que nos hemos enfrentado a nosotros
mismos y nos hemos aclarado muchas
cosas, nos daremos cuenta de cómo nos estamos comportando con nuestra
pareja, el daño que le hemos hecho y el que
nos hemos hecho a nosotros mismos.
Coartando la libertad de nuestra pareja no se llega a ningún sitio
bueno, ya que lo que conseguiremos será perder a la persona amada y esto es todo lo
contrario a lo que realmente deseamos.
Hemos repasado las cosas que se
deben hacer, ahora veremos las que nunca
se deben realizar.
Nunca utilizaremos la tragedia para sumir los
celos, es decir, nada de ponernos como una víctima porque esta no es la forma de solucionarlos.
Intentemos verlos como una afirmación del
amor que tenemos a nuestra pareja e intentar que no pase a mayores.
Los celos son algo
normal en una medida adecuada, en el
momento que veamos que se nos pueden
ir de las manos, debemos controlarlos.
Tampoco
debemos culpar a nadie, ni a nuestra pareja ni a terceras
personas, ya que nosotros somos
los únicos responsables de nuestros
actos, nadie más puede serlo.
Intentaremos cambiar nuestra manera de
percibir la situación y tomaremos de nuevo
nuestro autocontrol.
Por último, donde jamás
se debe llegar es a las amenazas, ya que esto nos
indicaría que tenemos la situación completamente fuera de control. Lo más acertado es hablar con claridad
sobre lo que nos está ocurriendo.
Estos son
los pasos para deshacernos de estos sentimientos tan dolorosos
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